El diseño instruccional parte del análisis de una necesidad real que sea factible de ser resuelta mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje, y que a su vez sea importante de resolver para mejorar el desempeño de los colaboradores en las organizaciones.

 El diseño instruccional se basa en la concepción de la instrucción como un sistema; es decir, como un conjunto de elementos que se relacionan entre sí y con el medio que los rodea para alcanzar un objetivo. En consecuencia, es fundamental analizar el contexto de aplicación de los aprendizajes y considerar sus implicaciones, lo que garantiza la pertinencia y aplicabilidad del producto que se obtiene.

 Todo el desarrollo del diseño instruccional incluye el diseño del proceso de evaluación de los aprendizajes previstos y del producto diseñado, lo que hace que se convierta en un sistema iterativo que se retroalimenta y mejora a sí mismo tantas veces como sea necesario.

 El diseño instruccional se enfoca, desde el inicio, en los resultados que deben ser alcanzados en términos de aprendizaje, partiendo de lo que necesita saber o saber hacer una persona para desempeñarse exitosamente. Con esos resultados en mente se seleccionan las actividades y recursos que garanticen una eficacia y eficiencia en el momento de su aplicación.

 El diseño instruccional es una metodología probada para el desarrollo de la instrucción, que se ha convertido en una disciplina que combina «arte» y «ciencia» para la creación de ambientes y materiales que permitan alcanzar la excelencia en el logro de los aprendizajes requeridos.

El diseño instruccional es un proceso medular para la construcción de programas académicos de calidad, enfocados en el mejoramiento del desempeño profesional.