Hoy y desde hace unos 5 años, el mundo sigue demostrando cada vez con mayor intensidad, que lo único que no va a parar es el cambio. Sea cual sea el ámbito del que quiera hablar, personal, social o laboral entre los más evidentes, el cambio es una constante en todos ellos y para tener éxito en esos espacios, una gran ventaja es poder administrarlo de manera adecuada.
Hay varios enfoques para conducir efectivamente un cambio, en este artículo haré referencia a aquellas pautas claves que impactan positivamente en estos procesos, en los diversos campos de la vida.
Esta variable ha estado presente con nosotros desde siempre, hoy con más frecuencia y velocidad, por todo el movimiento que impone el entorno en donde vivimos. Hemos pasado de vivir en un mundo complejo y ambiguo (VUCA) a un mundo caótico (BANI).
VUCA, el volátil, incierto, complejo y ambiguo mundo que venía desafiando a todos desde 1980 con la velocidad cada vez más intensa de las cosas, menos probabilidades de predecir qué sucederá a futuro, donde cada situación hoy tiene más partes involucradas y pueden existir varias explicaciones para un suceso, que inclusive se complementan.
BANI el frágil, ansioso, no lineal e incomprensible mundo que hoy vivimos, donde la presencia del COVID 19 cumplió con todas estas características, demostrándonos la nueva realidad que las personas hoy jugamos.
Estudios de una de las principales firmas de consultoría a nivel mundial, McKinsey (2023), muestran que la IA generativa podría permitir la automatización de hasta el 70% de las actividades empresariales, en casi todas las ocupaciones, de aquí a 2030, agregando billones de dólares en valor a la economía global.
La experiencia de los empleados es el nuevo enfoque de retención de talento en las organizaciones. Este enfoque incluye flexibilidad y adaptabilidad laboral orientado a encontrar fórmulas como las semanas de 4 días productivos de 10 horas como preferencia para las personas.
Según Deloitte para el 2026, un 25% de las personas pasarán una hora diaria en el metaverso y para el 2030 se espera que 1B de personas interactúen comprando, aprendiendo y haciendo negocios en este mundo virtual.
Mckinsey Global Institute (2023) en su estudio Performance Through People evidencia que los procesos de gestión de rendimiento son esenciales e involucran nuevas prácticas como feedforward, seguridad psicológica y mentalidad de crecimiento
Gartner (2020) según el análisis de datos TalentNeuron™ sobre millones de ofertas de trabajo menciona que la cantidad de habilidades necesarias para un solo trabajo está aumentando un 10% año tras año, y más del 30% de las habilidades necesarias hace tres años pronto serán irrelevantes.
Class Central (2024) una de las plataformas y motor de búsqueda más grandes de MOOCs evidencia el impacto del fuerte cambio en la manera de aprender, más de 1200 Universidades entre ellas Harvard, Stanford, MIT, Columbia, Michingan; más de 80 proveedor de plataformas de entrenamiento entre ellas Udemi, Coursera, Linkedln Learning y más de 1000 instituciones entre ellas Google, Amazon, IBM, Microsoft ofrecen entrenamientos y cursos en línea masivos y abiertos.
A este tipo de hechos debemos sumar la interacción de factores como la salud mental, la geopolítica, los conflictos armados entre países, las nuevas generaciones, la digitalización, DEI, ESG, y el impacto climático, como algunas de las variables que hoy intensifican el ritmo de vida de las personas y las organizaciones. Además de variables que son consecuencia de las anteriores como la intensa democratización de la información y el enfoque de personalización que existe en el ámbito de los productos y servicios.
Por supuesto todos estos enfoques con dos factores comunes, ¡las personas en el centro y los cambios constantes alrededor!
Hace algunos años en un espacio de aprendizaje sobre manejo de cambio y transformación, escuché una frase que me generó un insight muy potente sobre el primer principio relevante en el manejo de lo nuevo; “sin una pista de aterrizaje, usted es simplemente otro avión en el cielo”. Saber a dónde se dirige, que tan clara es la visión de ¿en dónde va a estar cuando llegue allá?, ¿qué tan clara es esa pista de aterrizaje?. Tener el norte claro es fundamental en un proceso de cambio. Inclusive a nivel personal se menciona que la claridad trae abundancia.
Para seguir en términos técnicos amigables, quién no ha escuchado, “¡hay que vender el cambio!” y de manera común en las organizaciones “¡vamos a venderle el cambio a la gente!”. Una frase, que he vivido en el campo de los negocios e inclusive en proyectos personales o familiares y que asumo fue parte de mi lenguaje hace tiempo atrás.
Un segundo principio clave para administrar el cambio, es comprender que es una variable individual, no es grupal, de equipo, de generaciones, de género o de cualquier factor que incluya más de una persona. Este proceso se desarrolla y se vive individualmente. Es una balanza, en donde las personas ponen cualquier situación nueva que estén experimentando para sentir y mirar sus ventajas y desventajas; un cambio de trabajo, de ciudad, de líder, de forma de trabajar, cualquier situación nueva a experimentar. Como funciona una balanza, si las ventajas son
mayores que las desventajas la persona “se sube al bus del cambio” como se menciona en el mundo organizacional. Si las desventajas son mayores, no lo hace.
Una práctica importante y relacionada a la individualidad es el face to face. Los procesos de cambio pueden generar intensas emociones en la gente y la mejor manera de ayudar a alguien a administrarlo es persona a persona. Es evidente que en el mundo actual en que vivimos, la digitalización y la IA nos bridan muchas opciones para manejarlo a distancia y siempre puede suceder que las distintas modalidades de trabajo nos desafíen a implementar procesos de cambio con equipos remotos. Como es común en el mundo BANI una paradoja que reta a los líderes a escoger la mejor opción, presencial o digital, dependiendo de la magnitud del cambio; así como, el impacto y soporte que se quiera generar. Una manera de mantener la cultura viva en una organización con equipos de trabajo a distancia, es tener puntos de contacto presenciales con la gente, ¡el momento de abordar un cambio puede ser uno de ellos!.
Este contacto personal me abre camino a un tercer principio clave que es la inteligencia emocional. La habilidad de reconocer y regular las propias emociones y la de los demás. Muy importante al momento de abordar un cambio y desde varias miradas. Conocerse así mismo ayuda mucho a manejar el comportamiento hacia lo nuevo, saber cómo uno reacciona y que puede hacer para actuar de manera adecuada frente a un cambio. Así mismo reconocer las emociones en otras personas ayuda a crear empatía, confianza y conexión con los demás, fundamental para transmitir y comunicar algo nuevo.
En los días actuales donde la neurociencia realiza nuevos hallazgos acerca de la influencia de nuestro cerebro en el comportamiento humano, se encontró a través de estudios neurológicos que la fijación de metas u objetivos genera niveles importantes de dopamina. Este neurotransmisor es responsable del estado de ánimo, la motivación y el logro. Está relacionado con esa fuerza y desafío de alcanzar o llegar a algún lugar. Un dato muy relevante para mencionar, quizá el principio movilizador más importante en un proceso de cambio, la actitud mental, “el mindset”, la forma de pensar hacia el cambio.
Quinto principio la comunicación es primordial, entender QUE-PORQUE-COMO genera compromiso, concientiza y aclara dudas; así como, evita malos entendidos, percibir desventajas y posiciones de indiferencia. Como me decían en mi primer proceso de transformación y cambio “¡que la comunicación sobre pero que nunca falte!” Cuando se habla de comunicación en el cambio contar historias tiene un alto impacto para conectar e inspirar a la gente. Lo llaman el ¡poder de la narración!.
Centrándonos más en el mundo de las organizaciones, aparece más que un principio un actor fundamental en el proceso de cambio, el líder. Las personas que guían e inspiran a otros pueden influenciar positivamente en un proceso de cambio. Todas las personas atravesamos un ciclo o curva de cambio al enfrentar algo nuevo, la intervención de un líder con su equipo en ese proceso es fundamental para lograr que todos “se suban al bus del cambio”. Esta es una de las razones
por la que el líder es fundamental en la Organización, conectada directamente con la mejor forma de abordar el cambio, que es individual.
Una de las principales firmas de consultoría a nivel mundial en el manejo de procesos de cambio y transformación, Lee Hecht Harrison, ilustra en su modelo de curva de cambio las distintas etapas que una persona atraviesa al sumergirse en algo nuevo y a la vez, identifica el comportamiento ideal de un líder en estas etapas para apoyar a los miembros de su equipo.
Después de navegar por algunos de los factores claves del proceso de cambio y llegar al liderazgo y los equipos ¿puede uno generar cambios efectivos, sin partir de uno mismo?, ¿puedo movilizar el mindset de mi equipo sin dar el ejemplo?.
Los cambios son procesos desafiantes, sobre todo los de comportamiento. Esta es una habilidad fundamental para un líder que empieza desde reconocer, dejarse ver vulnerable, aprender y cambiar.
Narayan Pant Director del programa de liderazgo senior LEAP (Liderazgo de excelencia a través de la conciencia y la práctica) de INSEAD (2023), habla de cinco factores claves para lograr un cambio de comportamiento efectivo. La autoconciencia que ayuda mucho a las personas en el intento de cambiar, reflexionando y reconociendo que hay que mejorar. Líderes sin capa, con el poder de dejarse ver como son y superando barreras personales. Asumir compromisos con uno mismo, “El motor de cambio más poderoso es un espejo”, y con los demás demostrando una real intención de cambiar. Superar pensamientos limitantes, apagando la voz interna de las creencias para ver nuevos escenarios y cambiar mi propio mindset. Poner en práctica lo aprendido, cocreando y haciendo del aprendizaje continuo una experiencia de ganancia total.
Liderar el cambio es un proceso que empieza por uno mismo, disfrutar del proceso y aprovechar de los espacios de aprendizaje es fundamental. Cuando uno cambia, todo comienza a cambiar alrededor y si modificas tu manera de pensar y actuar tienes la opción de vivir y hacer vivir a otras distintas experiencias.
Eduardo Lafebre
Profesor de Escuela de Empresas USFQ
Máster en Gestión Estratégica de RRHH. Cuenta con más de 24 años de experiencia en la implementación de procesos de gestión de talento y estrategia de recursos humanos, cultura organizacional, transformación y cambio, EX, CX. Coach ontológico, certificado en PNL, EX y CX. Actualmente se desempeña como vicepresidente de Gente y Cultura de Produbanco.