En un mundo acelerado en el que existe mucha información parecería que algunos elementos básicos ligados a la administración y las finanzas no están siendo considerados en cuanto a su importancia y vigencia.
Estamos concentrados en indicadores, inteligencia artificial, inteligencia de negocios, big data y muchísimas otras tendencias ligadas a la tecnología; de la misma manera y en diferentes temas nos involucramos en desarrollo de experiencia del cliente o en la ciencia de la felicidad. Todos estos elementos dentro de una organización que está trabajando de manera integral para innovar, para mejorar sus procesos o bien para fidelizar clientes son válidos; sin embargo, detrás de estas inversiones existen fundamentos financieros a analizar y sobre los cuales hay que tomar decisiones planificadas oportunamente.
Pensar en financiamiento y en estructura de capital nos invita a identificar inicialmente las diferentes alternativas de financiamiento y su evaluación en cuanto a tasa de interés y plazos. Sin embargo, nos estamos olvidando la secuencia ordenada para llegar a financiamiento y estructura de capital.
Las organizaciones requieren entender con claridad que los negocios se desarrollan en función de los recursos productivos controlados con los cuales se obtienen los beneficios financieros esperados. La selección adecuada de los activos para validar que estos sean productivos así como la definición de proyectos en función de la factibilidad técnica, comercial y financiera es fundamental como un primer paso.
Bajo el esquema mencionado si tenemos claro un conjunto de activos productivos debemos encontrar la manera de acceder a dichos activos. El rendimiento esperado de éstos nos permitirá establecer cuáles son las mejores estructuras de capital a utilizar y cuál debe ser la fuente de este capital. Los recursos se pueden obtener de terceros a costos definidos y con condiciones específicas de garantía, plazo y riesgo en general o pueden ser propios provenientes de capital fresco o bien los generados en función de decisiones respecto a los resultados de un negocio en marcha en cuyo caso estamos ligando la estructura a decisiones de inversión.
De manera que no podemos simplemente evaluar un conjunto de números y establecer la composición de la estructura de capital sin tener primero una visión y entendimiento global del negocio, los recursos requeridos y sus expectativas de rendimiento, las opciones de inversión y financiamiento y los riesgos asociados a las decisiones. El manejo integral de esta información incorporada a un modelamiento de las diferentes opciones y sus consecuencias sobre el resultado final nos permitirá tomas las decisiones más acertadas para que una organización pueda alcanzar sus objetivos estratégicos y su propósito de largo plazo.
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